Juguetes conectados a Internet. Un caballo de Troya en manos de tus hijos.



Rubén Marino. 7 de diciembre de 2017. Cualquiera de nosotros que en los próximos días tenga previsto visitar los lineales de juguetes de un centro comercial, una tienda o un portal de internet, se dará cuenta sin mucho esfuerzo que lo “trend” –lo que se lleva-  esta temporada para regalar a los más pequeños son juguetes conectados a Internet.

En principio la idea es que  los niños se diviertan y a la vez aprendan beneficiándose de las innovaciones digitales. Ejemplos son el puzle OSMO  basado en órdenes digitales. O KIBO, un robot por piezas para los más pequeños que interactúa, mide, analiza, y evoluciona con el niño. Pero no todo es tán idílico como la industria promete.


Y también hay muñecas, juegos de mesa, coches, drones,  monigotes, etc… Juguetes  que llevan incorporados dispositivos Wifi, bluetooth o una tarjeta SIM con conectividad 4G o 5G, además del software o app correspondiente, y cuyo destinatario son, en el mejor de los casos, menores de edad cuando no son bebés. 

En principio la idea es buena. Pero hay conceptos que no cuadran con la protección a la infancia, el derecho a la dignidad del menor, y la seguridad de datos privados del niño y de su entorno. Y aquí es donde comienzan las preguntas y las inquietantes respuestas. 

Riesgos inasumibles. 

En primer lugar, no hay una información o etiqueta bien visible y accesible que detalle los dispositivos integrados en el juguete, su uso, la curva de aprendizaje y los riesgos para el menor y su entorno. Un juguete con tecnología de red debe llevar la misma documentación que incluye un teléfono o una Tablet. Una ocultación de información tan sensible es, a nuestro juicio, intencionada. 

El principal riesgo para la seguridad, la privacidad y la intimidad es exponer a los menores a una industria que puede recopilar abundantes datos sobre ellos y su entorno sin el consentimiento de los adultos. No solo rastreo y almacenamiento de datos como fechas, contraseñas de acceso, o costumbres. También fotos, videos y audios, que de una manera “inocente” son incluidas en la nube del fabricante, o lo que es lo mismo, en el Big Data de alguna empresa que no se declara en ningún sitio. 

Otro riesgo es de carácter económico, ya que las familias que opten por uno de estos juguetes se condenan a actualizaciones periódicas del software del objeto y puede representar un gasto constante y difícil de estimar a largo plazo. 

Y hay que tener en cuenta un riesgo de carácter cultural y psicológico. Sabemos gracias al Proyecto Woopi que los usuarios, tengan la edad que tengan, acaban utilizando los dispositivos para usos que no estaban previstos por el fabricante. Es decir, son niños. Y casi siempre terminan jugando con la caja donde viene embalado el juego. 

Al encender un juguete con conexión a Internet, los dispositivos integrados en él, intentarán entrar en las redes wifi de, por ejemplo, la casa familiar. Si un ordenador, un móvil o una Tablet pueden ser hackeados por terceros que pueden activar la cámara, el micrófono, o tener acceso a datos de uso del juguete o de cualquier dispositivo conectado a la misma wifi, es inquietante imaginar la facilidad de acceder a un juguete que en principio no cuenta con ningún dispositivo de seguridad y no informa sobre riesgos. 

Si después de leer este artículo sigue pensando en adquirir un juguete conectado, o bien ya lo tiene, puede seguir estos pasos para afrontar con cierta solvencia el uso por parte de los pequeños de la casa de tecnología pensada para mayores de edad.
  • ·        Busca las instrucciones. Léelas y practica con el dispositivo. Conocer cómo se conecta, cuándo y a dónde es fundamental. Encuentra y configura las opciones de conectividad y privacidad. Intenta establecer parámetros que limiten la voluntad del juguete de conectarse cuando quiera o actualizarse.
  • ·        Cambia las contraseñas predeterminadas por el fabricante. Utiliza letras y números en mayúsculas y minúsculas con al menos 8 caracteres. 
  • ·        Si el juguete se conecta a otros jugadores debes tener muy controlado el perfil de usuario de los menores que accedan a él. Estos servicios tienen chat, permiten hablar en remoto con otros jugadores y usan la cámara de video.  Tapa el objetivo de la cámara si piensas que no es necesario su uso.Utliza una tapa o una pegatina. (Un consejo: hazlo también el móvil, tablet o portátil.
  • ·        Asegúrate de que las contraseñas de los dispositivos que comparten la wifi de tu casa son seguras y han sido actualizadas recientemente.
  • ·        Asegura tus métodos de pago por Internet .
  • ·        Actualiza el software que venga con el juguete. Siempre es la mejor manera de que funcione correctamente y que sean incluidos elementos de seguridad.
  • ·        Respeta la edad recomendada PEGI al máximo posible. Muchas veces un juego de gatitos que juegan con nubes viene con un PEGI de 18 años. Mira qué posibilidades de conexión tiene, a dónde se conecta y qué tipo de juegos alberga el servidor online. Ahí puede estar la respuesta.
  • ·        Si te encuentras con que tu juguete tiene conexión y no lo sabías y no lo quieres así, intenta desconectarlo. Si no lo consigues entra en contacto con el comercio dónde lo adquiriste, y al devolverlo indica el motivo con todo detalle.

    Y recuerde que en El Viejo Alcornoque contamos con un observatorio permanente de ITC desde el que asesoramos, informamos, y ayudmamos en todo lo relacionado con Internet y las nuevas teconlogías.